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Nota en La Voz del Interior: "CIUDADES A PASO LENTO"

“Por Redacción LAVOZ

Con el desarrollo del sistema capitalista y las megaciudades, donde todo debe ser “fast” (rápido), algunas urbanizaciones se propusieron ser todo lo contrario y marcar tendencia con un estilo de vida lento, relajado y sin estrés. 

Esas ciudades fueron llamadas por los arquitectos “slow cities”, urbes que rechazan el ritmo de vida que imponen las grandes capitales. “El concepto de slow city o ciudad lenta surgió en Italia en 1986, de la mano de Carlo Pertini, un periodista especializado en gastronomía quien, cansado de la comida chatarra o fast food ideó el concepto de slow food (comida lenta), y propuso tomarse el tiempo de disfrutar del placer de la comida. Más tarde, trasladó ese concepto a una forma de vida más relajada. A modo de prueba comenzó por su ciudad natal, a la cual denominó slow city o ciudad lenta”, cuenta el arquitecto Alberto Depetris. 

Para que una ciudad pueda ser definida como slow city debe preocuparse por la protección del medio ambiente, difundir productos locales y divulgar la filosofía que la inspira.

Depetris cuenta que actualmente hay en Italia 24 ciudades de este tipo, y 80 en el mundo. En Argentina, un referente de este concepto es Mar de las Pampas, ciudad cuyo eslogan es “vivir sin prisa”.  

En Mar de las Pampas no hay asfalto, todas las calles son de tierra y la mayoría de ellas terminan sin salida. Los autos circulan a menos de 30 kilómetros por hora y existen carteles que indican que esa velocidad es la máxima permitida, bajo el lema: “Estamos caminando, velocidad máxima 30 km/h”. Además, los teléfonos celulares no tienen señal y los cuadriciclos están prohibidos.

“El 70 por ciento del bosque que rodea a Mar de las Pampas es un espacio donde no se puede construir. Por otra parte, existe un solo balneario, ya que se quiere conservar la playa en su amplitud y disfrutarla plenamente”, concluye Depetris.

A paso de caracol

 Un caracol naranja que carga sobre su espalda una ciudad antigua es el sello de la certificación slow city. Para conseguir el caracol naranja, la ciudad debe tener menos de 50 mil habitantes. 

 Al igual que en los ecopueblos, se busca una arquitectura integrada al entorno respetando las características de la topografía y forestación. Los materiales más utilizados son la madera, la piedra, el hormigón y el vidrio. 

 “Se privilegian los espacios interiores flexibles y amplios, bien comunicados con el exterior a través de grandes paños vidriados, y decks exteriores como continuidad del interior que, a la vez, generan fuelles y privacidad con el entorno”, explica Depetris.

 

Al texto original puede encontrarlo en http://www.lavoz.com.ar/casa-diseno/ciudades-paso-lento


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